En el blog hemos hablado largo y tendido de la enfermedad del Alzheimer. Pese a ser implacable y doloroso, al mismo tiempo el Alzheimer es capaz de sacar lo mejor de las personas. El amor incondicional hacia nuestros seres queridos florece, creando una unión que en ocasiones no existía antes de la enfermedad.
Hoy queremos dar un enfoque distinto al Alzheimer, y para ello nos gustaría hablaros de las canciones que nunca podrá borrar el Alzheimer. La música es un fino instrumento capaz de curar. ¿Quieres saber cómo? Te invitamos a que sigas leyendo.
Recientes estudios no hacen sino confirmar que la memoria musical es una de las últimas áreas en ser borradas por el Alzheimer. Es una situación que hay que aprovechar, pues la música puede ser muy beneficiosa. De hecho, la musicoterapia es una terapia alternativa que puede disminuir enormemente el uso de los fármacos. Por no hablar del estado de ánimo de las personas con Alzheimer, que cambia drásticamente.
La música puede hacerte volver a recordar. La música puede cambiar tu vida y activar un mecanismo asombroso.
Terapias de música para combatir el Alzheimer
No queremos pasar por alto la labor de profesionales que están mejorando la vida de muchas familias. Lo hacen a través de la música y de la ciencia, en una simbiosis que consigue devolver la sonrisa a quienes la han perdido. Hablamos, por ejemplo, de la asociación Música para despertar.
Bajo el lema «la música como herramienta y el amor como camino en el Alzheimer», esta asociación busca reducir el uso de fármacos en las personas con Alzheimer. Quieren despertar una mente que yace apagada, para hacerla recordar y devolverle lo que es suyo: sus recuerdos.
En la misma línea que la música y el Alzheimer, en una entrevista os hablamos de los beneficios de la música y la musicoterapia en la tercera edad. Si te ha resultado interesante este tema, estamos seguros de que te va a gustar leer y te va a emocionar.
El amor es la llave para quienes no encuentran el camino a casa.
La vida no deja de ser una banda sonora que va afinando sus notas conforme pasan los años. Es una partitura de difícil lectura, con agudos y graves que conforman una montaña rusa de vivencias y emociones. Por eso, cuando el Alzheimer rompe la batuta y deja a la orquesta sin director, perdemos el rumbo.
