La contaminación, las desigualdades socioeconómicas, de salud y otras factores pueden progresar o retrasar el envejecimiento cerebral en diversas poblaciones. Estudio internacional liderado por el neurocientífico Agustin Ibañez.

por Nora Bär

No es necesario ser un científico avezado para advertir que nuestro cerebro se desarrolla y envejece condicionado tanto por su bagaje genético como por el ambiente al que se expone. Y mientras algunos se mantienen jóvenes y vitales hasta edades muy avanzadas, otros decaen antes. Otra forma de interpretarlo sería que la “edad cerebral” de estos últimos es mayor que la que le correspondería de acuerdo con el calendario. Algunos de los factores que influyen en su “envejecimiento”, como la interacción social, la demanda cognitiva y ciertas patologías, se conocen bien. Pero un trabajo que acaba de publicarse en la revista Nature Medicine aplicando técnicas de inteligencia artificial (“aprendizaje profundo” o deep learning) en grandes bases de datos de resonancia magnética y electroencefalogramas (EEG) intenta ofrecer más precisiones (Brain clocks capture diversity and disparities in aging and dementia across geographically diverse populations). De acuerdo con esta investigación, que firma una colaboración internacional de 70 autores, otros como la contaminación y las desigualdades económicas o de acceso a la salud influyen en el “tic tac” de nuestro “reloj cerebral”; especialmente en el envejecimiento y la demencia.

Fuente: https://kwfoundation.org

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