Desde la publicación del primer Informe Mundial de la Felicidad en 2012, existe un consenso creciente de que la felicidad puede promoverse a través de políticas públicas y las acciones de las empresas y la sociedad civil. Además, la felicidad y el bienestar pueden medirse útilmente de varias maneras, incluso a través de encuestas sobre la satisfacción de las personas con sus vidas.