Margarita Kemayd nada desde que tiene memoria. Sus primeros recuerdos tienen que ver con las aguas del río Uruguay, y también con las del Daymán, a las que le costaba abandonar. Era su forma de ser feliz: «no había forma de sacarme». Tiene en especial estima a una isla entre Salto y Concordia, que no sabe a qué país pertenece: «Hasta ahora voy nadando hasta ahí», dice hoy, a sus 80 años de edad.