Nuestros microorganismos intestinales envejecen a la vez que nosotros, con consecuencias para la salud. Los trasplantes de microbiota fecal se están revelando como una prometedora técnica para revertir los efectos del envejecimiento.

por Alberto Díaz-Ruiz, IMDEA ALIMENTACIÓN; Marta Garrido Novelle, Universidad Complutense de Madrid


Microbiota hasta en la sopa. No hay que buscar muy lejos para encontrar esta palabra: no sólo en alimentos funcionales de empresas lácteas o cerveceras, sino también en productos del hogar, farmacéuticos, cosméticos y hasta en champús. Incluso hay competencia por ostentar el secreto a la mejor receta sopera que reponga nuestra microbiota intestinal, esa extensa población de microorganismos donde predominan diferentes filos de bacterias, acompañados de virus, protozoos y hongos.

Y si cuidamos nuestra microbiota, uno espera que la microbiota nos cuide a nosotros también. Porque esta relación milenaria y simbiótica –kyosei, como dicen los japoneses– desempeña funciones esenciales en el control de la fisiología del huésped, es decir, en nosotros mismos. Modula no sólo nuestro metabolismo y sistema inmune, sino que además puede influir nuestro estado de ánimo, nuestra forma de pensar y de actuar.

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Fuente: https://kwfoundation.org

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